Durante la adolescencia abusamos de lo imposible, del nunca, del siempre, del fracaso, del éxito y de lo eterno. Y es que cuando somos jóvenes es cuando se vive intensamente. Cuando un día puedes contra todo y nada te parece imposible, y otro puede que dudes de hasta tu nombre. Es cuando crees que el siempre existe y el nunca también. Es cuando más errores cometes pero cuando más aprendes. Puede que nos pasemos de superficiales, pero al menos nosotros sabemos lo que es vivir, sabemos coger un momento y hacerlo inolvidable, sabemos vivir nuestra vida como si cada instante fuera el último pero al mismo tiempo fuéramos a vivir para siempre. Porque por mucho que digan, hacerse adulto solo sirve para aparentar, para hacernos más cobardes y para querer complicarlo todo.La vida es solo para ser feliz, que solo hay una que aun por encima se nos hace corta a todos. Que hay que vivir, disfrutar, cambiar lo que no nos gusta por lo que si sin reparar en apariencias, sin complicarse, sin temer al cambio. Porque dicen que de esta vida no nos llevamos nada cuando morimos, pero no quiero pasar mis últimos momentos arrepintiéndome de mis decisiones ni de como he vivido mi vida.

10 de septiembre de 2012

-

No me dejes acercarme demasiado porque volveré a intentar lo que la última vez  no conseguí. Y tal vez por eso sigues siendo la espina imposible de arrancar, porque aún no he conseguido deshacerme de ti como hago con los demás, porque aún no me has dejado inventar las escusas para abandonarte, porque no me has dejado sentirme culpable por haberte hecho daño.

Volveré a intentar enamorarte, volveré a engañarme a mí misma y a hacernos creer que somos felices.

Si alguna vez te digo que te quiero no me creas, no porque no sea verdad, sino porque no durará más que la infinitud de ese instante durante el que sea cierto. Si te pregunto si me quieres no me respondas que sí, ello no evitará lo inevitable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario