Durante la adolescencia abusamos de lo imposible, del nunca, del siempre, del fracaso, del éxito y de lo eterno. Y es que cuando somos jóvenes es cuando se vive intensamente. Cuando un día puedes contra todo y nada te parece imposible, y otro puede que dudes de hasta tu nombre. Es cuando crees que el siempre existe y el nunca también. Es cuando más errores cometes pero cuando más aprendes. Puede que nos pasemos de superficiales, pero al menos nosotros sabemos lo que es vivir, sabemos coger un momento y hacerlo inolvidable, sabemos vivir nuestra vida como si cada instante fuera el último pero al mismo tiempo fuéramos a vivir para siempre. Porque por mucho que digan, hacerse adulto solo sirve para aparentar, para hacernos más cobardes y para querer complicarlo todo.La vida es solo para ser feliz, que solo hay una que aun por encima se nos hace corta a todos. Que hay que vivir, disfrutar, cambiar lo que no nos gusta por lo que si sin reparar en apariencias, sin complicarse, sin temer al cambio. Porque dicen que de esta vida no nos llevamos nada cuando morimos, pero no quiero pasar mis últimos momentos arrepintiéndome de mis decisiones ni de como he vivido mi vida.

2 de diciembre de 2011

El último mes...

Llega diciembre, el frío que congela las manos y la nariz, y el calor de la Navidad que deshiela los corazones más fríos. El último mes del año que dará comienzo a uno nuevo. En el que hemos de hacer el balance de nuestros actos, recapacitar y cambiar cada año a mejor. Llega el mes que tiñe de blanco muchos paisajes y que nos hace brotar una gran sonrisa. Acaba el colegio, bienvenidas sean las vacaciones y el descanso que merecemos. Nochebuena, familia, amor, sonrisas, abrazos, reencuentro, corazón. Esas son las palabras que definen el diciembre. Más allá del frío del invierno, de las temperaturas bajo cero diarias que tenemos, el termómetro interior se calienta, derrite los corazones más fríos y ablanda los más duros, amablemente las personas que menos esperamos nos desean lo mejor. Es el mes para reflexionar, cambiar lo de fuera y lo de dentro, recordar a los que ya no están y que queremos, y agradecer por los nuevos que tenemos. El final está a la vuelta de la esquina; un nuevo año, una nueva vida.

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