Durante la adolescencia abusamos de lo imposible, del nunca, del siempre, del fracaso, del éxito y de lo eterno. Y es que cuando somos jóvenes es cuando se vive intensamente. Cuando un día puedes contra todo y nada te parece imposible, y otro puede que dudes de hasta tu nombre. Es cuando crees que el siempre existe y el nunca también. Es cuando más errores cometes pero cuando más aprendes. Puede que nos pasemos de superficiales, pero al menos nosotros sabemos lo que es vivir, sabemos coger un momento y hacerlo inolvidable, sabemos vivir nuestra vida como si cada instante fuera el último pero al mismo tiempo fuéramos a vivir para siempre. Porque por mucho que digan, hacerse adulto solo sirve para aparentar, para hacernos más cobardes y para querer complicarlo todo.La vida es solo para ser feliz, que solo hay una que aun por encima se nos hace corta a todos. Que hay que vivir, disfrutar, cambiar lo que no nos gusta por lo que si sin reparar en apariencias, sin complicarse, sin temer al cambio. Porque dicen que de esta vida no nos llevamos nada cuando morimos, pero no quiero pasar mis últimos momentos arrepintiéndome de mis decisiones ni de como he vivido mi vida.

4 de septiembre de 2011



Solos tú y él, abrazados, sin decir nada, en silencio. Pero no es un silencio incómodo, es un silencio apetecible, unos segundos en los que no hace falta decir nada, sólo basta con mirarse, sonreír y dejarse llevar, mirando juntos hacia el mismo lugar. Da igual si estás en un sitio precioso, rodeado de árboles, cascadas preciosas, en un atardecer maravilloso... o si estás en una calleja, sentada en un cancho a la luz de la luna, mirando las estrellas, pasando frío. Da igual también si te ha dado una sorpresa, te ha ido a buscar con su mejor sonrisa, su mejor traje y un ramo de rosas para ti... o si le has dicho tú que fuera donde estabas, le has estado esperando, y ha venido con cara de frío, con un vaso en la mano en lugar del ramo de flores y con el bañador en lugar de su mejor traje. Da igual, eso son detalles sin importancia, lo verdaderamente importante es que estáis juntos los dos, sin necesitar ramos de flores, ni trajes preciosos, ni sorpresas bonitas, NADA. Sólo importáis tú y él, él y tú. Es en ese momento, cuando olvidas todo lo demás, lo que para alguien es importantísimo y para ti son detalles insignificantes, que carecen de importancia, cuando te das cuenta de que verdaderamente te gusta, de que no necesitas NADA, bueno sí, necesitas una única cosa en el mundo... a él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario