Durante la adolescencia abusamos de lo imposible, del nunca, del siempre, del fracaso, del éxito y de lo eterno. Y es que cuando somos jóvenes es cuando se vive intensamente. Cuando un día puedes contra todo y nada te parece imposible, y otro puede que dudes de hasta tu nombre. Es cuando crees que el siempre existe y el nunca también. Es cuando más errores cometes pero cuando más aprendes. Puede que nos pasemos de superficiales, pero al menos nosotros sabemos lo que es vivir, sabemos coger un momento y hacerlo inolvidable, sabemos vivir nuestra vida como si cada instante fuera el último pero al mismo tiempo fuéramos a vivir para siempre. Porque por mucho que digan, hacerse adulto solo sirve para aparentar, para hacernos más cobardes y para querer complicarlo todo.La vida es solo para ser feliz, que solo hay una que aun por encima se nos hace corta a todos. Que hay que vivir, disfrutar, cambiar lo que no nos gusta por lo que si sin reparar en apariencias, sin complicarse, sin temer al cambio. Porque dicen que de esta vida no nos llevamos nada cuando morimos, pero no quiero pasar mis últimos momentos arrepintiéndome de mis decisiones ni de como he vivido mi vida.
24 de julio de 2011
*
Pero no me arrepiento de nada, me ha servido para tantas cosas... Esto se acaba, o por lo menos eso parece. Es triste, porque sé que en otras circunstancias hubiéramos sido muy felices, habría vivido un sueño 24 horas al día, pero no ha sido así... El sentir que la impotencia se apodera de ti al no poder hacer nada para cambiar el curso de las cosas, sólo esperar a que todo vuelva ser como antes, es difícil, muy difícil. ¿Pero sabes que es lo que va a ser lo peor? Cuando ese alguien te quiera dar todo lo que yo te daba, pero no te sabrá igual. ¿Sabes? Me acuerdo que una vez, un amigo mío después de haber estado con su novia, besó a otra chica. Me dijo: No es que bese mal, es que... no besa como ella, estaba acostumbrado a sus besos. Ocurrirá, cuando la beses y recuerdes mi forma de besar, y que cuando te acompañe a tu casa te acuerdes de cómo te acariciaba la mano con el pulgar, y que cuando os sentéis en un banco recuerdes como te ponía siempre una pierna encima, y que cuando la abraces para despedirte recuerdes como me besabas la frente, y que cuando la mires a los ojos recuerdes como yo te ponía caras raras si me mirabas seguido más de 5 segundos, y que recuerdes cuando le digas alguna tontería como me hacía la enfadada para que vinieras a darme un beso, porque yo no olvidaré tan facilmente cada uno de tus gestos y que sepas,que fuiste afortunado por tenerme a tu lado, y te arrepentirás de no haber aguantado un poquito más, de no haber esperado, como lo hubiese hecho yo. Te vas, es cierto, no sé si volverás a clavarme tu mirada tan de cerca, creo que no, o al menos en un tiempo no, y eso es lo que más duele, una espera que se hace eterna al no ver el final que más deseas…
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario